martes, mayo 15, 2012

VIRGEN, SANTA y BARBUDA



Para continuar con pelos y seguir el hilo de mi actualización sobre las mujeres barbudas una breve reseña sobre otra barbuda y, sorprendentemente, santa. En Portugal, España y algún otro país meridional se le conoce como Santa Librada. En Centroeuropa como Wilgefortis (del latín virgo fortis) y la imaginería religiosa católica la representa como una mujer, una virgen, crucificada y con una tupida barba. Como sucede en toda la hagiografía, y en el martirologio, se mezclan tradiciones pre-cristianas, con algún mito, algún dato histórico geográfico, para darle alguna credibilidad, y los intereses de la Iglesia, tanto en su concepto universal como local. Tener reliquias de mártires y  de santos en una iglesia daba prestigio y dinero, tanto por el que traían los peregrinos, eso no ha cambiado nada, como por el negocio de compra-venta de reliquias.Una autentica "bolsa" de transacciones milagreras. Esta barbuda santa llega a los altares porque quería consagrase a Dios y no aceptaba el matrimonio que le imponía su padre, en algunos sitios dice que era un rey portugués, allá por el año 800 d.c. Y ¿cómo hacer que sus posibles maridos la rechazaran? Pues masculinizándose y deteriorándose físicamente. Un cuadro de bulimia y anorexia. No comer y vomitar lo que se le obligaba a ingerir. Se quedo en los huesos y barbuda. La imaginería religiosa se debió de hacer la picha un lío y armarse un Cristo, en la misma imagen una cruz, un barbudo que podía ser un San José y una Virgen. Hay diferentes imágenes, tanto esculpidas como pintadas, repartidas por muchas iglesias y conventos de esta santa barbuda, en la foto algunas de ellas. Con carácter menos sacro también la imaginaron los artistas franceses Pierre et Gilles en una de sus obras de “Vida de Santos”

 

LA MUJER BARBUDA

Lamento decepcionar a aquellos que han cliqueado la foto esperando encontrar a un “Míster Bear” de alguna de las “kdds” osunas. No, la fotografiada es madame Delait. Que nadie se deje engañar, tras su apariencia osuna, que ya la quisieran algunos míster, se esconde una señora de una acusada feminidad según las crónicas de la época. Clémentine Clatteaux, luego Delait por el apellido de su esposo, nació el 5 de marzo de 1865, fue una niña absolutamente normal, tras la pubertad le empezó a salir una pelusilla en el labio superior que fue a más, cosa que no le preocupó: Empezó a afeitarse todos los días. Regentaba un café y parece que se apostó con un cliente que ella tenía más barba que él. El dejarse la barba le fue bien al negocio, curiosos de toda la región acudían al local que pasó a ser conocido como “Café de la femmé á barbe”. Ella rechazó durante mucho tiempo las ofertas de empresarios de circos y feriantes para que se exhibiera, pero a la muerte de su esposo las aceptó y se paseó por muchos escenarios. Fue tan conocida que se hicieron muchísimas postales con su imagen y su fama llevó al hipódromo de Vichy a crear un Gran Premio denominado “La mujer barbuda”. Cuando se sintió cansada de esa vida de feriante se retiró a su pueblo donde murió. El epitafio en su tumba dice: «Aquí yace madame Delait, la mujer barbuda»