martes, mayo 13, 2014

MISIONEROS


Ya sabéis cómo son esos misioneros. Suelen ser  jóvenes, rubios y sus camisas siempre están impolutas. Son todos muy parecidos, por eso deben de llevar una plaquita con su nombre, para que no les confundamos. Van siempre en pareja, como la Benemérita. Con un par de ellos me he topado en una céntrica librería. Me ha salido mi gen de “La vieja'l visillo” y he querido enterarme de lo que no me importaba: ¿qué leerán estos muchachotes? Disimuladamente los he seguido para ver qué libros compraban u ojeaban. La primera parada la han hecho en la sección de literatura fantástica. Han ojeado conocidas novelas de J. R. R. Tolkien y, por sus gestos y comentarios, he interpretado que se habían leído El hobbit y El Señor de los Anillos. Es comprensible. Ellos, para llegar a misioneros, han tenido que leer mucha fantasía. Después se han separado y, como yo no tengo el divino don de la ubicuidad, solo he podido seguir a uno. Mi elegido se ha entretenido, para sorpresa mía y durante más tiempo del que yo esperaba de su “castidad”, en ojear un comic pornográfico titulado “Historias inconfesables”. El libro, y esto lo he sabido después, es una antología de relatos cortos con sexo explicito, hetero, homo y lésbico, escritos por Ovidie, una estrella de cine para adultos, y con magníficos  dibujos realizados por el ilustrador Jérôme D’Aviau. Pues bien, en cuanto que “el rubito” dejó el libro me lancé a comprobar qué clase de literatura le había ensimismado tanto y pude constatar que el libro estaba plagado de la postura del misionero.