lunes, noviembre 07, 2005


JET LAG

Como contaba en mi anterior entrada, después de muchos años queriendo llevar vida de guiri por fin lo voy a conseguir. Voy a intentar llevar vida de guiri en Australia, y será Sydney, la capital del estado de Nueva Gales del Sur (NSW), mi ciudad de residencia. Para empezar mi vida de guiri he tenido que viajar desde Almería a Sydney. Algunos dirán que me he ido muy lejos, que si para vivir mi experiencia de vida guiri no podía haberme ido más cerca, pongamos por caso a Faro, Portugal. Pues sí, podía haberlo hecho. En teoría, supongo que un español en Portugal es un guiri, igual que lo debe de ser un portugués en España, pero nunca oí esa expresión para referirse a un portugués. Será cosa de la fraternal vecindad. Se me presentó la oportunidad de que fuera Australia y aquí estoy.
Para llegar a las antípodas, a la tierra “down under”, he tenido que hacer un largo viaje desde Almería. Como treinta horas metido en aviones. Almería-Madrid-Londres-Singapur-Sydney fue el trayecto. Viaje pesado, pero afortunadamente sin contratiempos. Algo apurado de tiempo para embarcar en el Londres-Singapur, ya que llegábamos con retraso. British nos puso un vehículo al desembarcar en Londres que nos llevó hasta el embarque para Singapur. En el vuelo había también algunos periodistas y cámaras de TV españoles que se dirigían a Singapur para informar de la reunión del COI en donde se decidía qué ciudad albergaría los Juegos Olímpicos de 2012. Como ya saben, fue Londres la ciudad elegida. La escala técnica en Singapur duro como dos horas. Al organizar el viaje no caí en la posibilidad de pasar dos o tres día en Singapur, cosa que recomiendo tengan en cuenta los que hagan este viaje, ya que además de hacerlo menos pesado, permite conocer otro lugar con sólo el coste del alojamiento. Espero hacerlo a la vuelta. La zona de tránsito en donde estábamos no era muy amplia, llena de tiendas duty free. Los precios me parecieron más caros de lo que yo esperaba en cámaras y accesorios fotográficos. Un amigo que estuvo unos días en Singapur me comentó que en las tiendas de la ciudad se encuentran más baratos estos artículos que en el duty free del aeropuerto, así que quien haga el viaje con estancia en Singapur mejor vea los precios que hay fuera del aeropuerto. Singapur tiene fama de ser uno de los países más limpios del mundo. Si al regreso hago parada de unos días ya podré comprobarlo. De lo que sí doy fe es que los servicios del aeropuerto están como “chorros de oro”. Tan limpios que no se puede mear tranquilo sin que el operario de limpieza pase entre tus pies la fregona mientras meas y observas al mismo tiempo lo limpio que están los demás orinales adosados a la pared y sin separación que hay a los lados. Después de curiosear por las tiendas (sólo compré una botella de vino oloroso español para regalársela a quien iba a esperarme al aeropuerto de Sydney) de nuevo me embarqué con destino a Australia.
A las siete de la mañana del día tres de julio pisé tierra australiana. Nos esperaba Phil, un contacto que había hecho a través del chat bearwww, que amablemente se ofreció a llevarnos al hotel donde pasaríamos la primera semana hasta encontrar apartamento. Después de pasar los trámites aduaneros (son bastantes meticulosos a la hora de repasar equipajes) nos fuimos a la salida donde Phil nos esperaba con un cartelito con nuestros nombres. Una vez realizadas las presentaciones con los habituales besuqueos nos dirigimos al aparcamiento donde tenía su coche. Yo me fui flechado al asiento del conductor, no había caído que aquí, que se conduce por la izquierda, lógicamente el asiento del copiloto se encuentra en el lado contrario que en España. La habitación del hotel no estaría disponible hasta las doce o la una, así que dejamos las maletas en recepción y nos encaminamos a la calle. Nuestro amigo se tenía que marchar y nosotros después de dar varias vueltas nos fuimos a tomar un café a la zona gay. Serían las nueve de la mañana del domingo día 3 y me sorprendió ver cómo la gente entraba y salía animadamente de las discos y de los bares que estaban abiertos, yo no sabía entonces que aquí están las 24 horas abiertos. Ya comentaré las primeras impresiones que me produjo Sydney, pero en esta entrada quiero hablar sobre el jet lag.
Parece que nadie ha podido sintetizar en un par de palabras en castellano lo que en inglés se denomina jet lag. Por este anglicismo se conoce al "síndrome de desincronización ligado a la diferencia de horario para los viajeros trans… mediterráneos, oceánicos o continentales aéreos". Sinteticen, Sinteticen. Así que nos quedamos con la expresión en inglés jet lag. He navegado en la red para buscar alguna información sobre las razones fisiológicas de este padecimiento que poco más o menos se debe a que “hay un gran número de ritmos biológicos que están sujetos al ritmo circadiano”. Vamos, que nuestro reloj biológico no es tan fácil de cambiar como lo hacemos con nuestros relojes, que tan sólo con mover las manecillas están listos. Salí de España siendo verano, aquí era invierno y había una diferencia de 8 horas. Según los expertos “después de una diferencia horaria de 6 horas, se necesitan al menos de 2 a 3 días para reajustar el ritmo de las temperaturas y varias semanas más para la adaptación de algunos ritmos hormonales”. Pero a mí lo que más me preocupo saber es que “el jet lag acarrea una reducción de las marcas deportivas”, y eso no me agrada nada, no quiero que mis “marcas” se reduzcan. Supongo que a cada persona le puede afectar de diferente manera el jet lag. En mi caso, que soy de mal dormir, me afectó con problemas para conciliar el sueño durante bastantes días. Así que si a alguien se le ocurre venir desde España a pasar una semanita de vacaciones, a parte de lo largo, pesado y caro que puede ser el viaje me temo que va a estar como un zombi.
Como ya he dicho, siempre he sido de mal dormir, en algunas circunstancias especialmente estresantes que he pasado en mi vida he tenido que recurrir a medicamentos hipnóticos o sedantes recetados por médicos. Aquí en Sydney el mal dormir se me agudizaba debido al jet lag. La solución la encontré en Chinatown (tendré que escribir sobre esta zona de Sydney que a mí me encanta) donde vive y trabaja una gran población asiática. Uno de los días que paseaba por Chinatown se me ocurrió entrar en una herboristería y farmacia de medicina tradicional china (aquí, salvo aspirinas, paracetamol o algún otro medicamento, no te venden nada sin receta médica en las farmacias, imposible conseguir unos antibióticos para una infección de garganta sin pasar por la consulta del médico). Me atendió una señora china, le expliqué mi problema y me vendió unas cápsulas. Me dijo que me tomara una antes de irme a la cama. La caja era de cartón verde brillante, escrita en caracteres chinos y más se parecía al envoltorio de una baraja de naipes. El prospecto en inglés, chino y francés. Lo escrito no tiene desperdicio, hago una sinopsis con traducción libre del prospecto: “Es una antigua receta de la región china de Guangdong, parece que se ha trasmitido desde tiempos de la dinastía Tang, esta dinastía reino desde 618 al 907 de nuestra era, es un extracto de alta concentración de plantas utilizadas como hipnóticas y sedativas. Sirve para enriquecer y dar energía a la sangre y al corazón, tranquiliza el espíritu y aclara las ideas, estimula el apetito y favorece el metabolismo, ¡actualmente no hay nada mejor para la neurastenia! Esta indicado para (sólo indico una pequeña parte de la larga lista): insomnio neurasténico, anemia, dolor de cabeza, palpitaciones, amnesia, esquizofrenia… y todos los demás padecimientos producidos por la neurastenia”. ¡Acababa de comprar 12 cápsulas de la poción mágica por tan sólo 3,5 euros! ¡Y sin receta! ¡Y la gente de occidente tomando Prozac! Cuando leí el prospecto me lo tomé a cachondeo, me recordó a los antiguos charlatanes de feria que vendían elixires milagrosos para todo. Llego la hora de dormir, me tomé una y, amigos… dormí de un tirón y me levante sin el embotamiento que suelen producir los hipnóticos tipo lormetazepam. Para mí ha sido mano de santo, no sé de cual ya que desconozco el santoral chino. No me atrevo a recomendárselo a nadie ya que quizá a otros no les sirva o les perjudique. Como no me lo podía creer, cuando fui a comprar la segunda caja hablé con la señora china y le dije que me preocupaba que el medicamento tuviera algún tipo de droga, como barbitúricos, ya que no quería caer en dependencia o en los posibles efectos secundarios. Me garantizó que todo era natural, plantas y semillas tal como indica el prospecto y que estuviera tranquilo. Así que de momento un viva por la farmacopea tradicional china.

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